22 ene 2015

Recuerdos en la altura


Me gusta abrazar un árbol alto y delgado porque puedo imaginar que te abrazo. Así como cuando tengo que poner los pies en el andén para sintonizarnos en la misma perspectiva. Como aquella vez cuando comíamos masitas y pensaron que Pipe era mi hermano. Hermanos en esas noches de llamadas tristes a la madrugada. Al igual que esos tantos amaneceres que tuvimos que ver y Morfeo me rapto antes de tiempo. Memorable cuando descubrí que le tenías fobia a los círculos juntitos y perfectamente distribuidos en el espacio. Pero no tan aterrados como cuando tuvimos que irnos tan lejos. Por eso me gusta abrazar un árbol alto y delgado porque puedo imaginar que te abrazo.

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